El primer paso que hacemos es esquilar la fibra o cortar el vellón respetando los ciclos de esquila de las alpacas y agradeciendo lo que la naturaleza nos da.
Después de la esquila, seleccionamos las mejores partes del vellón y obtenemos el hilo a través de un proceso artesanal en el que la fibra, pasada poco a poco entre los dedos de una mano, se enrolla alrededor del huso (q. P’ushka), una herramienta cuya utilización esta difundida en el Perú desde las culturas pre-incaicas.
Teñimos utilizando plantas o colorantes animales: la cochinilla para obtener los rojos (color tradicional del distrito de Pitumarca), las flores de Kiko para los amarillos y la chill’ka para los verdes.
Mi especialidad es el tejido con telar de cintura o horizontal a 4 estacas – herramientas tradicionales difundidas en el Perú desde hace más de un milenio y patrimonio cultural de nuestra comunidad Quechua. Monto la urdimbre contando los hilos según los colores y los diseños que se desean reproducir. Con el telar de cintura, tejo amarrando un extremo a un árbol y asegurando el otro alrededor de mi cintura. El tejido plano requiere mucha concentración. Para lograr un tejido de calidad hay que ser empeñosa, precisa y tejer fino.
Otra técnica tradicional difundida en nuestra zona es el Tejido con 5 palitos o 5 agujas. Se utiliza para tejer de forma circular, repartiendo los puntos entre 4 de los palitos y utilizando el quinto para tejer. Utilizamos la técnica de los 5 palitos especialmente para tejer chullos y/o gorros con orejeras, típicos de nuestras zonas.
En los últimos años, han entrado a hacer parte de mi taller también unos telares de pedal. Son especialmente mis hijos varones los que se han especializado en esta técnica. Tejen piezas como accesorios y tejidos más grandes empleando el telar a pedal.
[estp tab_id=”2″ position=”left_middle”]